Hoy hace 110 años la fiesta envolvió al Sur. Después de formidables esfuerzos, habíamos alcanzado un sueño. Nariño nacía a la vida como región, como el Décimo departamento de Colombia y todo fue alegría y esperanza.
La más hermosa región, el bello país donde el verde es de todos los colores, había conquistado su relativa autonomía. Mujeres y hombres del mar Pacífico, de la sierra, de la amazonía, afros, indígenas y mestizos, artesanos y artistas, obreros, empresarios y campesinos, pescadores y mineros, sacerdotes, intelectuales, estudiantes y maestros, en fin, todos los sureños sentimos por primera vez que un viento propio llenaba nuestras vidas. En los años siguientes la solidaridad se hizo presente y los nariñenses: talentosos, cultos, sinceros, honrados y trabajadores, iniciamos a caminar en los senderos de la libertad, en la búsqueda incesante de una vida digna para todos. Y siempre… buscamos hacerlo sin violencia.
Nuestro aporte a la paz y prosperidad de la nación, desde entonces, ha sido gigantesco.
Sin embargo Nariño y otras regiones de la periferia colombiana sufren hoy adversidades inmerecidas en comparación con nuestro esfuerzo y sacrificio. Los sueños de equidad y desarrollo integral, legítima aspiración de los fundadores siguen, en buena parte, inconclusos. El injusto centralismo ha golpeado nuestros anhelos. Para desventura los nariñenses, en diversas ocasiones, tampoco hemos estado a la altura de estos sueños.
En estas circunstancias, la guerra, la más despreciable de todas las calamidades, llega a Nariño sin estar preparados y sin merecérnosla. Desde hace cerca de 25 años la acción de grupos armados violentos ilegales, y el narcotráfico empezaron la devastación de toda una sociedad. La guerra invadió nuestros míticos esteros, sabanas, ríos, bosques, lagunas y montañas llenando de dolor a una comunidad inerme. 330 mil víctimas son el fruto pavoroso de esta guerra infame.
Pero los nariñenses no nos damos por vencidos en ningún momento. Así como a lo largo de la historia nos hemos resistido a toda injusticia, así como también hemos invocado la Unidad Regional, la movilización cívica-pacífica y hemos construido Gobiernos Alternativos para luchar contra el centralismo excluyente, así mismo hoy en el día del aniversario 110 de vida administrativa de nuestro amado Nariño:
Manifestamos
Nuestro férreo compromiso de seguir movilizándonos, junto a todos los colombianos humanistas, para oponernos a la guerra y sus efectos hasta alcanzar una Paz que contribuya al derecho a ser felices.
Nuestro absoluto respaldo a todas las negociaciones que conduzcan al fin del conflicto armado.
Nuestro apoyo a acciones, como: El Contrato Plan, El Conpes Agropecuario e indígena, la distribución equitativa de las regalías, el Plan integral de desarrollo de la Costa Pacífica, el Conpes de Frontera, que se constituyen en significativos aportes al pago de una deuda histórica acumulada que apenas ahora empieza a saldarse.
Nuestra decidida participación en la construcción social de la Agenda de Paz de Nariño con la cual crearemos un Mandato por la Paz con un horizonte a 20 años y las Mesas y Asambleas municipales y departamental de Paz, encargadas de implementar planes, programas y proyectos que nos lleven a devolverle a Nariño la Paz, esta vez con justicia social y para siempre.
Departamento de Nariño, 6 de agosto de 2014.