Texto sentido. La vida no está en otra parte.

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Publicado el Lunes, 31 Diciembre 2012 14:53

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Escrito por la Subsecretaria de Calidad Educativa de Nariño, Vilma Figueroa Lucero.

Nariño, territorio de complejidades, requiere del ímpetu y la entrega generosa de sus hombres y mujeres para trabajar por propósitos colectivos. Por ello la importancia del llamado a la unidad regional que ha formulando el Gobernador de Nariño, a quien le reconocemos su capacidad de liderazgo, forjada desde temprana edad y su apasionado sentimiento por esta tierrita en la que según la canción de Sandra Mora, cantamos al hablar.

No son temas livianos los que Raúl Delgado ha planteado en el contexto regional y nacional, con eco en el ámbito internacional. Con énfasis ha expresado su respaldo al proceso de terminación del conflicto propuesto por el Presidente Santos. Atrevida posición en un país en el que desde la comodidad y los intereses sean económicos, políticos o ideológicos se pronostica el fracaso, pero en el cual el dolor de madres, padres, hermanos, hijos e hijas reclama salidas que conduzcan al cese del desangre que enluta el verde de todos los colores. En ello se ha comprometido a asumir las responsabilidades que correspondan si la guerrilla de las Farc en un acto valiente declina su búsqueda por la armas de una Colombia con justicia social y decide hacerlo por otras vías, que si bien no son perfectas, no dejan a su paso el horror reflejado en los ojos profundamente tristes de hombres y mujeres, especialmente de niños y niñas de Nariño.

Pero también si el gobierno nacional concibe la dejación de las armas no como la derrota del contrincante y compromete su palabra en reformas por las que estos colombianos y colombianas se han alzado en armas. Y lo más importante, si la sociedad, sus representantes y organizaciones acogen a ese grupo de hombres y mujeres, para incluirlos en procesos sociales, económicos y políticos que contribuyan a construir la paz anhelada.

Referirse a la ineficacia en Nariño de las políticas internacionales y nacionales frente a la erradicación de los cultivos de uso ilícito y presentar como alternativa el fortalecimiento del programa “Si se puede”, que ha tenido el respaldo del gobierno nacional y la cooperación internacional, no es un asunto menor, pensar solamente en los intereses que se tocan y trastocan no deja de preocupar. Sin embargo insistentemente el Gobernador ha expresado que el bienestar de nuestras gentes y el desarrollo de Nariño pasan por resolver este problema, con respuestas que no atenten el tejido social, el medio ambiente y consideren como fin generar condiciones de vida para quienes optan por estos cultivos porque no han encontrado otras posibilidades.

Interpretando el pensamiento de los y las nariñenses, exponer con voz digna que Nariño necesita un tratamiento diferencial por sus condiciones sociales, culturales y territoriales, exhortando al Estado a firmar un compromiso, técnicamente denominado contrato plan, con un territorio que le ofrece al resto del territorio colombiano innumerables fortalezas, pero que siente que el trato que han recibido sus hijos e hijas no ha sido justo, en especial para quienes habitan en la frontera sur y que ello puede ser la causa del desapego a la madre, campanazo de alerta para el centralismo que ahoga, quiebra las esperanzas y lleva en muchas ocasiones a pensar que la vida está del otro lado.

Esta apuesta -Contrato Plan para Nariño- recoge muchas de las expectativas y propuestas que por muchos años se han formulado desde Nariño al momento de pensar en lo estratégico: sobre todo en una educación de calidad, pertinente y con mayor cobertura en todos los niveles de formación, desde la inicial hasta la profesional y la salud, sumado a ello la infraestructura de comunicaciones, el desarrollo agropecuario y energético, de cuya dinámica requiere Nariño para su despegue y para contrarrestar los efectos del recurrente atraso.

Insistir al gobierno colombiano sobre la discusión pendiente con los y las nariñenses respecto al uso productivo de su territorio, rescatando que sus gentes ambicionan es aquel que no violenta a la “madre tierra” y por ello no será viable la gran minería que pretenda arrasar con la cultura, los cultivos agrícolas y la esencia del ser nariñense, es un tema de gran voltaje ahora que en el ambiente nacional se considera que la explotación minera es la panacea, hecho que en Nariño se contradice ya que los territorios tan ricos en minerales como Barbacoas aún no disfruta de la tan prometida mejor vida.

Son estos temas y los relacionados con la inclusión y reconocimiento de los grupos poblacionales como indígenas, afrodescendientes, mujeres, población lgtbi, adultos mayores y personas con discapacidad a la dinámica política, social, cultural y económica, los que merecen el respaldo de los y las nariñenses.

Esta la gran tarea que ha propuesto Raúl Delgado, forjar entre todos y todas el Nariño Mejor que nos merecemos. Un Nariño más equitativo, más digno, que se plantee más acciones concretas, sin abandonar las apuestas ideológicas de dignificación de los seres humanos. Así será posible decir que nuestra vida no está en otra parte, sino en este territorio bello de nuestros amores y desamores, en el que se nos permite poner a disposición el empuje, tenacidad, solidaridad y orgullo del ser nariñense. v

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